El pasado viernes 11 de noviembre tuve la suerte de disfrutar de uno de los conciertos más apasionantes de los últimos tiempos, una ejecución magistral de música latinoamericana y jazz en los dedos de Alejandro Milohnoja sobre el piano. Con una interesante selección de composiciones, supo llevar al público desde la paz de una nana a la viveza de ritmos más bailables o canciones inolvidables que los presentes no dudaron en acompañar con sus voces.
En un escenario actual donde parece estar todo inventado, y donde la fusión es casi la única fórmula de innovación ¿Qué aporta el jazz latino? ¿Lo podemos considerar uno de los "padres" de estas nuevas fusiones?
Para responder a las dos preguntas me gustaría comenzar por decir que el jazz es un género que en si mismo nace de fusiones... el continente africano y el europeo se han fusionado en el territorio americano para regalarnos esta forma de hacer música, en la cual, no solamente se muestra toda la destreza y los conocimientos del ejecutante sino que definitivamente se permite (y se debe) dejar el alma al descubierto.
Por otra parte la música latinoamericana proviene de mezclas entre el mundo europeo, el mundo indígena y las raíces africanas. En América Latina podemos encontrar desde valses hasta ritmos tan complicados, que para un músico académico son difíciles de reproducir. Al existir tanta riqueza rítmica, armónica y melódica en América, es natural que las fusiones se vuelvan a fusionar entre ellas y sean Luis, como bien comentas, una de las únicas fórmulas de innovación en la actualidad. Creo que aunque los puristas van un poco en contra de esta forma de “innovar” debemos agradecer el gran trabajo que realizan muchos compositores y arreglistas, porque bajo mi punto de vista, mantienen vivos al día de hoy muchos géneros, reflejando además en su trabajo una grandísima muestra de calidad y sobretodo respeto hacia dichos géneros.
Por lo tanto no considero al jazz latino como uno de los padres de las fusiones sino un instrumento muy poderoso para mostrar y mantener vivas las raíces y la cultura latinoamericana a través del jazz, por estar éste último siempre abierto a nuevas formas y ávido de creatividad y sentimiento.
Y hablando de nuevos formatos, estamos en un momento de gran auge de los conciertos de salón, dando poco a poco el carpetazo al éxito por masas. ¿Cómo te sientes con conciertos como el pasado? ¿Qué te aporta ese tipo de ambientes?
En primer lugar estoy muy contento y satisfecho, es un gran privilegio poder hacer conciertos de este tipo… creo que lo que debemos agradecer los artistas no es solamente el lugar o a las instituciones que te tienen en cuenta para organizarlos sino al público que asiste. Precisamente saber que tu público no pertenece a las masas, que comparten sus ganas de escuchar nuevas propuestas, regalan su presencia y sensibilidad es algo que valoro infinitamente.
Este tipo de ambientes donde sabes que las personas están durante todo el concierto en sintonía con cada una de las notas, manteniendo un silencio sepulcral en los momentos más espirituales, cantando cuando el ambiente lo pide a gritos o rompiendo en aplausos al final de una improvisación, es algo que no se puede describir…definitivamente esto es lo que nos impulsa a ser cada día mejores y a seguir buscando.
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