lunes, 8 de noviembre de 2010

¿Modernidad ortográfica?







La RAE abre nuevamente las cabeceras de los diarios en su sección cultural con unas nuevas normas ortográficas, o mejor dicho, con la fulminación de algunas de las reglas más básicas de nuestra escritura.

La supresión de los acentos que podríamos llamar “diferenciadores” es uno de los casos más sorprendentes. Si bien, ya en la anterior propuesta se hablaba de una cuestión de “voluntariedad” en el uso, ya se recomienda la no utilización de las tildes en palabras como “solo” sea esta un adverbio o pronombre. Igualmente se invita a modificar (y en cierta medida homogeneizar) la denominación de algunas de nuestras letras, eliminando del abecedario aquellas compuestas (Ch, Ll, etc).

El trabajo de unión entre los dialectos hablados del español en todo el orbe han dado como resultado una llamada “modernidad del lenguaje”, que en algunos casos es resultado del desuso de las fórmulas históricas del castellano, y en otro, del cambio en los medios de escritura (el paso de la escritura a mano al ordenador ha dejado obsoleto el uso del acento en la “o” entre dos números, por ejemplo).

A diferencia de otras veces, en este caso, han planteado opciones de “no condena” al uso de algunas de las anteriores, pero si incentivando las recientes.  En cualquier caso, y lejos de valoraciones que podrían sonar “acusatorias”, nos queda un largo proceso de adaptación, que además, estamos seguros, no terminará con estas modificaciones, como tampoco lo hará con el uso de las normas cambiadas.

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