martes, 5 de julio de 2011

La entrañable y elegante prosa de Julio Pérez Tejera







Se presentó hace pocas fechas el libro Tú no te acordarás … y otros relatos del autor teldense y amigo Julio Pérez Tejera. Lo primero que respira esta edición, para quienes le conocemos y apreciamos, es un gran oleaje de ilusión y trabajo, bien culminado, en este cuidado volumen. Nuestro autor ha querido agrupar un variado elenco de relatos que, aunque de dispar temática, guardan todos un nexo de unión estilística: una entrañable forma de recordarnos que la memoria puede transformarse en una prosa elegante.



Pérez Tejera nos presenta narraciones que muestran un pasado isleño, con un gusto exquisito, capaz de entremezclar un bien cuidado vocablo canario, con alusiones brillantes a versos de San Juan de la Cruz. Los diálogos perfectamente formados, la descriptiva poética del paisaje local, el engranaje entre los tiempos de la historia, el conocimiento exacto del ritmo narrativo dan como resultado excelentes y entretenidos textos.

“Cuando me bajé de la guagua, el viejo algarrobero estaba todavía allí como un esqueleto viviente y el cercado que se extendía a su pie, antaño sembrado de lentejas, era ahora un campo de piedras pardas y filosas”. […]

Así abre Julio Pérez Tejera el primero de los relatos, Calidoscopio, que se nos antoja uno de los más preciados y excelentes. Algo más extenso que el resto, y quizás también más personal, supura una emoción y especial belleza.

Podemos también encontrar relatos que nos invitan a la imaginación, especial referencia hacemos al titulado  “el espantapájaros”. Un precioso cuento en el que nuestro espantapájaros nos habla en primera persona y comienza declarando que él no tiene nada en contra de los pájaros, que su nombre se lo pusieron los hombres.

“Antes de nada, quiero dejar constancia de que no tengo nada contra los pájaros. Mi nombre, como casi todo, me lo han puesto los humanos. SI no llega a ser por este escándalo de molino de hojalata que llevo en el brazo derecho, estoy seguro de que los pájaros no se asustarían de mí. Pero como los trozos de alambre que cuelgan de sus aspas golpean, según van girando, contra un cacharro colocado debajo con toda la intención, no hay quien pare por aquí sino yo”. […]

Una sensibilidad la que una vez más demuestra Pérez Tejera que lo hace capaz de dar a luz estos geniales textos. La socarronería, la tradición, el equilibrio narrativo entre lo natural y la forma, la imaginación y la preocupada lectura, no sin despreciar las enseñanzas y moralejas de los buenos “contadores de historias”, son algunas de las habilidades que el sorprendente Julio Pérez Tejera vuelca con maestría en este libro.

Tras este interesante volumen de sus prosas, Julio debería prometer a sus lectores y al público la edición de una buena selección de sus poemas que, a buen seguro, harán todavía más si cabe, la delicia de todos los que le seguimos. Esta voz de incuestionable delicadeza y elegancia marca sin duda un camino excelente de la literatura de nuestra tierra.

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