jueves, 10 de mayo de 2012





Se han cansado mis pulmones
de respirar el peso de las palabras con eco,
de retumbar al son de lo inconcluso.
Podría pedir explicaciones
y me daría una verborrea,
una oronda sombra
que mordiera los talones y los labios.
Seguiría poniéndome bajo los carros,
marea de infierno entre líneas,
sin saber que son ellos quienes mueren
batallando contra sus espectros.

No seré yo quien diga
que muchas veces, esto que llaman poesía,
falta a la letra
y parece un campo de minas
mordidas por hienas.

Luis Antonio González Pérez (Mayo de 2012)

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