domingo, 15 de agosto de 2010

A los ojos de ... Miguel Ángel Curiel










Poco a poco
la muerte va dejando
lo muerto
la poesía el poema
lágrimas
sudor


Te escuché estos versos tan plenos en el reciente Encuentro de Poesía del Extremo en Moguer. Reconozco que me sorprendió la oscuridad de tu poesía, pero a la vez, la rotundidad e iluminación de tus palabras. Eran imágenes que no se alejan del mar, de la inmensidad, pero tampoco de la sombra, ni de la más críptica intimidad. 

¿Qué has dejado atrás hasta llegar a estos versos? ¿Qué te ha dejado atrás a ti? ¿Qué muere de Miguel Ángel Curiel tras cada poema?

Miguel Ángel Curiel - Cuando me lanzan una pregunta sobre mi poesía me cuesta realmente contestar. Esas preguntas raras veces tienen una respuesta satisfactoria. En mi caso cierta paralisis, silencio, el silencio de la propia hierba de la que hablo. Es como si me saliera hierba en la boca y pronto se secara. ¿Y como hablar bien con hierba en la boca? Para mi la poesía siempre ha sido el último refugio del ser. El hombre poeta debe vivir esa conciencia de los límites que supone entrar dentro del espacio de la poesía. Los poemas casi siempre se malogran, pero la poesía en la que uno vive no. Es un estadio de la conciencia donde ni siquiera las palabras hayan los límites.


Mi poesía necesita un territorio vital. Ese territorio se encuentra entre las montañas de Gredos y el Tajo. Cielos altos, montañas nevadas, grandes territorios para la esperanza y la luz. Las largas caminatas del poeta son hacia el mismo. Y el poeta es lo más parecido a un árbol, un árbol caminante.
Maestros: Los mejores maestros que uno pueda tener. Celan, Holan, Tralk, Rilke. Kafka. ¿Porque ir a los maestros menores pudiendo ir gratis a los maestros mayores?


Un mundo propio necesita de una voz propia. Encuentrala, tienes esa posibilidad. Vivir la vida de una manera propia, escribir de una manera propia, es mas fácil de lo que parece. No creas una lengua ni un lenguaje, creas un dialecto, pero un dialecto muy dificil de traducir.


De nuevo volver a los poemas, son como árboles secos de lo que fue un bosque: en cada página de un libro hay un árbol seco.


Mi amigo me pregunta cosas que muchas veces tienen varias respuestas. demasiadas veces en invierno, las nieblas densas anteceden a días hermosamente soleados: no renuncio a la experiencia, pero no soy un poeta de la experiencia. No me interesa la política de la poesía. Hay demasiados caciques en la poesía española actual. No gasto mi energia en eso.


La poesía para mi debe ser aún un espacio de lo sagrado, un espacio donde vivir con las palabras menos corruptas, con las menos corrompidas, y esas palabras conformar un reino de lo diafano, un reino de claridad donde hablar sin pureza de las cosas que todavía sioguen siendo importante para el ser: muerte, vida, transitoriedad, tiempo, espacio, miesterio. En el centro de la poesía esta el ser. El poeta cataliza la tensiones de su tiempo, por eso cada tiempo tiene su lenguaje, pero lo que salva a cierta poesia de otra es la atemporalidad del lenguaje.


Reitero que intento una poesía de los límites, de mis propios límites existenciales: un lenguaje llevado a los límites y una vida llevada a los límites, en algún lugar de la oscuridad se encuentran vida y lenguaje y clarifican los instantes: el poema a veces es solo un intento vano, otras veces la conquista de una claridad.


Algunas tradiciones en mi mas que otras: la tradicion de la modernidad en todos los sentidos del termino, y renuncia a muchas tradiciones muy españolas, renuncio a la generación del 27 y a todo lo que sale de ahí, renuncio a la autarquia, me siento un poeta europeo que escribe en castellano, tremendamente moderno escribiendo en castellano; hay conciencia de otras lenguas en mi cabeza, en mi pensamiento: mi castellano es también francés y alemán: una conciencia europea.


No ser extremadamente culto, pero si sabio.


De nuevo conciencia de los límites del lenguaje: he viajado, y mi poesía ha viajado de la oscuridad a la luz: ya no creo ser el poeta oscuro de hace diez años.


No confundir en mi expresionismo con surrealismo: por favor, señores críticos, tengan en cuenta esto: mi poesía no nace de los sueños, sino de la realidad: la estiro, la doblo, la reduzco, la amplio, pero nunca la dejo igual.


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