martes, 25 de octubre de 2011

El problema no es el presupuesto, es quiénes y para quién lo gestionan.







Las redes sociales se han copado de comentarios, críticas y menciones a una de las noticias más representativas de la gestión política del Archipiélago de la última semana. El recorte de un 65% del presupuesto de la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias no ha dejado indiferente a la cultura isleña, que se ha manifestado a través de las columnas de opinión, las redes sociales y las distintas plataformas.

Clamorosa ignorancia rezuma entre quienes nos gobiernan, creyendo que se puede entender un recorte en la Cultura de esa magnitud, mientras otras partidas, en especial las que se refieren a cuanta "tontaina" se le pueda ocurrir a un nacionalismo trasnochado y poco responsable, se mantienen o se incrementan, por no mencionar las referidas a los sueldos y extras de toda "garrapata política".

Si la medida fuera parte de un plan real de austeridad circunstancial, no recibirían nuestra crítica. Pero este vapuleo representa una vez más la gratuidad con la que se puede pisotear la cultura de una sociedad, sin que se levante apenas polvo.

Pero por otra parte, y analizando la gestión cultural de los últimos años, el destino de los dineros públicos, la elección de los proyectos, las decisiones arbitrarias, y la gestión interesada y "bolsillera" del presupuesto, mejor que pasemos todos hambre.

Harto de ver como se financian editoriales privadas con dinero público, sin que sus libros se muevan de un cómodo almacén ni alcancen la tirada acordada; hasta las narices de ver como algunos se embolsan miles de euros por iniciativas rimbombantes pero sin un mínimo criterio o fundamento; reventado de "artistas de la corte"; asombrado de cuantos viven y subsisten saltando de despacho en despacho, valiendo lo mismo para un roto que para un centro cultural.

Se acabaron los paseos de las "reinas madres" de la cultura canaria a golpe de 6000 euros el sentarse frente al público; ya no quedarán cuartos para que "emerjan de la nada proyectos con más gasto en imprenta que en actividades", se quedarán en tierra cuantos viajan de uno al otro confín con la maleta cargada de aire y la mente vacía.

Al resto, a los pobrecitos que nunca nos cayeron ni las migajas, no nos cambiará la vida para nada. Aunque mucho me temo que si queda algo de presupuesto, las mismas hienas abrirán el banquete y no dejarán ni los tobillos. 

El problema no es el presupuesto, es quiénes y para quién lo gestionan. Condenamos la medida desde el más visceral grito que nos pueda salir del teclado, pero no es más que un paso dado, sobre el camino por el que ya vagan los que "apagan nuestra cultura".

2 comentarios:

  1. Muy fácil: los recortes, que lo mejor sería 0 euros para cultura-incultura mafiosa, a quien realmente perjudicará será a todos esos especialistas en la práctica de la felación institucional.

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  2. Bien enfocado, hay profesionales de la subvención y casi siempre las ayudas van a la misma gente mientras otros proyectos importantes se quedan sin financiación

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