Hacía ya algunos meses, demasiados,
porque decir años dice mucho y malo de mí, que no tomaba entre mis manos una
novela con tiempo y gusto suficiente. Un libro y un día sin otra razón ni fin
que leerlo. Pero todo llega. Si fuerzas la máquina, se rompe. Pero si la dejas
reposar, arrancará, y todo volverá a la normalidad tarde o temprano. Y así ha
sido. Y ha tenido que ser con “El Gran Amor de Galdós” de mi buen amigo
Santiago Gil.
El mayor riesgo que tiene
escribir unas notas sobre el libro, cuando ya tantos lo han hecho y de tan
buena manera, es que uno caiga en repeticiones o, sencillamente, que la opinión
de uno importe lo que uno importa, es decir, nada. Pero no quiero dejar de acercarles
a mi lectura, pues al final los libros son para cada cual, lo que la historia
con el libro sea.
Esta nueva entrega literaria de
Santiago Gil, “EL Gran Amor de Galdós” (ediciones La Palma), no es una novela
al uso. Si me lo permiten, no es una obra narrativa, porque la narrativa
realmente poca relevancia tiene entre sus páginas. Para este lector, esta
novela, es una novela conceptual o definitoria. Uno se puede acercar al amor
contando lo que sucede como narrador, viviendo la experiencia y la acción en
primera persona desde los personajes, o elevando y trascendiendo la acción y el
sentimiento hasta construir toda una gran definición amplia del amor, teniendo
nuestra historia como excusa perfecta o causa literaria.
Poco importa al lector la
sucesión temporal o de acción de entre sus páginas. Cuestión esta en la que el
autor ya nos ha ido entrenando en sus anteriores libros. A Santiago Gil le
importa narrar la profundidad, la hondura, que queda tras la acción, los
tiempos y los personajes. La otra novela. La segunda lectura superpuesta y alumbrada,
sobre la historia narrativa. Ir más allá de los realismos mágicos de otras
décadas, o de otras corrientes donde el subyacente el sentimiento, la experiencia
sensorial frente a la historia contada. Santiago Gil avanza un poco más, crece
un poco más, se aleja un poco más, y nos proponte casi olvidar la importancia
de los tiempos y los lugares. Tener una breve cimentación de lo ocurrido, sobre
un gran palacio de lo sentido. Un reino de lo que los silencios nos cuentan, aunque
nos los cuenten con las palabras de los diálogos interiores de los personajes.
Además, la novela es una gran
introducción a la vida y obra de Pérez Galdós. Una profunda incursión en la
intimidad que conformaría la personalidad, la madurez sentimental y el devenir
literario del autor grancanario y universal. Una confrontación directa con la imagen
que muchos pueden tener fijada del escritor, y que sin duda hace diferente la
relectura de sus obras, principalmente la que uno realiza de sus personajes
femeninos.
imagen de Gran Canaria Cultura |
Pero Santiago Gil no deja su
generosidad literaria en estos dos torrentes. Su potencia también desemboca en
una gran declaración de intenciones, en un profundo testamento vital y
literario. Nuestro autor incluye en la reflexión y en el sentir de los
personajes y la historia, parte de sí, fijando la idea especial y nuclear que amar
siempre es una buena razón para vivir, y que es posiblemente el mejor motor de
plenitud vital, o el único real, que existe. Además, también nos recoge
distintas pero relevantes disquisiciones sobre la profesión de escritor, entre
las dos visiones más confrontadas: la literatura como bohemia y creación casual;
y el trabajo dedicado y la vida sacrificada del autor que quiere progresar.
“EL Gran Amor de Galdós” nos
recuerda el gran amor de Santiago Gil. Nos lleva y nos devuelve del pasado del
autor de los Episodios Nacionales a la actualidad de nuestro escritor y autor
de este libro. Nos actualiza lo vivido y sentido, para enfrentarnos en algún
momento a nuestras propias realidades. Para celebrarlas o para sobrevivirlas.
Lo que Santiago Gil ha conseguido
con este libro va más allá de si es o no su mejor libro. Si tenemos entre
nuestras manos una obra de referencia generacional. O si el libro tiene
recorrido para la escena o la pantalla. Lo que Santiago Gil pone en nuestras
manos es una generosa reflexión vital que nos obliga a transformar nuestro
ideario y nuestras bases. Nos entrega también una relectura sobre Galdós, su
vida y su obra. Y Nos da una oportunidad también de acompañar a Gil en su camino
personal y literario que sus giros, sus bondades y sus requiebros.
Pero sobre todo nos pide que
abramos los ojos, observemos para sentir, sintamos para creer, y creamos para
vivir, vivamos para amar y amemos para ser plenos.
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