domingo, 14 de julio de 2019

“El Gran Amor de Galdós”, una novela que transforma.



Hacía ya algunos meses, demasiados, porque decir años dice mucho y malo de mí, que no tomaba entre mis manos una novela con tiempo y gusto suficiente. Un libro y un día sin otra razón ni fin que leerlo. Pero todo llega. Si fuerzas la máquina, se rompe. Pero si la dejas reposar, arrancará, y todo volverá a la normalidad tarde o temprano. Y así ha sido. Y ha tenido que ser con “El Gran Amor de Galdós” de mi buen amigo Santiago Gil. 

El mayor riesgo que tiene escribir unas notas sobre el libro, cuando ya tantos lo han hecho y de tan buena manera, es que uno caiga en repeticiones o, sencillamente, que la opinión de uno importe lo que uno importa, es decir, nada. Pero no quiero dejar de acercarles a mi lectura, pues al final los libros son para cada cual, lo que la historia con el libro sea.

Esta nueva entrega literaria de Santiago Gil, “EL Gran Amor de Galdós” (ediciones La Palma), no es una novela al uso. Si me lo permiten, no es una obra narrativa, porque la narrativa realmente poca relevancia tiene entre sus páginas. Para este lector, esta novela, es una novela conceptual o definitoria. Uno se puede acercar al amor contando lo que sucede como narrador, viviendo la experiencia y la acción en primera persona desde los personajes, o elevando y trascendiendo la acción y el sentimiento hasta construir toda una gran definición amplia del amor, teniendo nuestra historia como excusa perfecta o causa literaria. 

Poco importa al lector la sucesión temporal o de acción de entre sus páginas. Cuestión esta en la que el autor ya nos ha ido entrenando en sus anteriores libros. A Santiago Gil le importa narrar la profundidad, la hondura, que queda tras la acción, los tiempos y los personajes. La otra novela. La segunda lectura superpuesta y alumbrada, sobre la historia narrativa. Ir más allá de los realismos mágicos de otras décadas, o de otras corrientes donde el subyacente el sentimiento, la experiencia sensorial frente a la historia contada. Santiago Gil avanza un poco más, crece un poco más, se aleja un poco más, y nos proponte casi olvidar la importancia de los tiempos y los lugares. Tener una breve cimentación de lo ocurrido, sobre un gran palacio de lo sentido. Un reino de lo que los silencios nos cuentan, aunque nos los cuenten con las palabras de los diálogos interiores de los personajes. 

Además, la novela es una gran introducción a la vida y obra de Pérez Galdós. Una profunda incursión en la intimidad que conformaría la personalidad, la madurez sentimental y el devenir literario del autor grancanario y universal. Una confrontación directa con la imagen que muchos pueden tener fijada del escritor, y que sin duda hace diferente la relectura de sus obras, principalmente la que uno realiza de sus personajes femeninos. 

imagen de Gran Canaria Cultura
Pero Santiago Gil no deja su generosidad literaria en estos dos torrentes. Su potencia también desemboca en una gran declaración de intenciones, en un profundo testamento vital y literario. Nuestro autor incluye en la reflexión y en el sentir de los personajes y la historia, parte de sí, fijando la idea especial y nuclear que amar siempre es una buena razón para vivir, y que es posiblemente el mejor motor de plenitud vital, o el único real, que existe. Además, también nos recoge distintas pero relevantes disquisiciones sobre la profesión de escritor, entre las dos visiones más confrontadas: la literatura como bohemia y creación casual; y el trabajo dedicado y la vida sacrificada del autor que quiere progresar. 

“EL Gran Amor de Galdós” nos recuerda el gran amor de Santiago Gil. Nos lleva y nos devuelve del pasado del autor de los Episodios Nacionales a la actualidad de nuestro escritor y autor de este libro. Nos actualiza lo vivido y sentido, para enfrentarnos en algún momento a nuestras propias realidades. Para celebrarlas o para sobrevivirlas. 

Lo que Santiago Gil ha conseguido con este libro va más allá de si es o no su mejor libro. Si tenemos entre nuestras manos una obra de referencia generacional. O si el libro tiene recorrido para la escena o la pantalla. Lo que Santiago Gil pone en nuestras manos es una generosa reflexión vital que nos obliga a transformar nuestro ideario y nuestras bases. Nos entrega también una relectura sobre Galdós, su vida y su obra. Y Nos da una oportunidad también de acompañar a Gil en su camino personal y literario que sus giros, sus bondades y sus requiebros.

Pero sobre todo nos pide que abramos los ojos, observemos para sentir, sintamos para creer, y creamos para vivir, vivamos para amar y amemos para ser plenos.

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