En el haber de esta política,
cachorra de partido, al modo de las familias de la más caciquil política del XIX,
es ser Licenciada en Derecho y haber obtenido un cargo en Relaciones
Internacionales de Telefónica, departamento donde ya conocemos, se sitúan
muchos amigos y conocidos del mismo partido y región de la diputada. El Senado,
estrado cada vez más caricaturizado y disfuncional, ha tenido en su seno a esta
“representante”, lo que no deja de ser una negación en si mismo del concepto e
idea de la cámara desde un punto de vista clásico.
Vivimos en un país donde lo
anecdótico siempre sobreviene a lo relevante. Nuestra historia está plagada de
momentos “estelares” que todos conocemos, y con los que pretendemos relatarla,
y muy pocos serían capaces de ahondar en lo profundo de nuestro pasado. Esto
sucede de igual forma en lo artístico, en lo social, en lo científico – donde la
mayoría de los descubrimientos se recuerdan por cuentos, ridiculizando la
investigación y el estudio – y por qué no, también en lo político.
La Carrera de San Jerónimo
siempre ha sido un buen “Camarote de los Hermanos Marxs” o una obra del
esperpento de Valle Inclán, sin querer con esto faltar a la memoria de los
cómicos ni a la genialidad del literato. La más reciente, y sin duda de las más
repugnantes, es la frase de la hija de … Fabra, Andrea Fabra con el ya famoso “que
les jodan”.
El debate sobre su exabrupto se
ha centrado en la dirección hacia la que iba: si era dedicado a los de la
bancada de en frente, o a los afectados por las medidas que se votaban y aplaudían
en el hemiciclo. Evidentemente resulta inaceptable el primero de los casos, y
asqueroso en el segundo, pero representa la idea de una generación de “fuerza
nueva” (que creen ser liberales) donde se aplaude y se palmea cualquier ejemplo
de “arriba España”. En cualquier país europeo una situación así habría
terminado con la entrega del acta en menos de veinticuatro horas, porque ningún
partido democrático se puede permitir esta “portada” que representa una idea de
“hacer las cosas contra alguien” en vez de “hacer las cosas por todos”. Lo que
se agrava si se le permite defenderse diciendo “era a los socialistas”, como si
usar ese lenguaje en un lugar de representación popular, contra otros
representantes de la ciudadanía, fuera una justificación suficiente para no
mandar a esta señora para su casa.
Si continuamos permitiendo la
bajeza y el “navajerismo” de barrio, de mafia segundona, de pandilla; o lo que
es peor, el desempeño de la vida política como una guerra contra el contrario,
y no como un verdadero quehacer público, tendremos lo que nos merecemos como
resultado. Cierto es que esto comienza por no seguir votando representantes
que, además de no ser capaces ni de representarse dignamente a ellos mismos,
tiene poco que aportar – porque no se le puede pedir peras al olmo –, y mucho
que mancillar cualquier administración u órgano de decisión como el hemiciclo.
Sin duda, una vez votada, toca botarla, porque seguramente no denote la
diferencia de los verbos, y se sienta igualmente orgullosa.
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