sábado, 14 de julio de 2012

Anécdotas sin análisis de fondo; Andrea Fabra







En el haber de esta política, cachorra de partido, al modo de las familias de la más caciquil política del XIX, es ser Licenciada en Derecho y haber obtenido un cargo en Relaciones Internacionales de Telefónica, departamento donde ya conocemos, se sitúan muchos amigos y conocidos del mismo partido y región de la diputada. El Senado, estrado cada vez más caricaturizado y disfuncional, ha tenido en su seno a esta “representante”, lo que no deja de ser una negación en si mismo del concepto e idea de la cámara desde un punto de vista clásico.
Vivimos en un país donde lo anecdótico siempre sobreviene a lo relevante. Nuestra historia está plagada de momentos “estelares” que todos conocemos, y con los que pretendemos relatarla, y muy pocos serían capaces de ahondar en lo profundo de nuestro pasado. Esto sucede de igual forma en lo artístico, en lo social, en lo científico – donde la mayoría de los descubrimientos se recuerdan por cuentos, ridiculizando la investigación y el estudio – y por qué no, también en lo político.

La Carrera de San Jerónimo siempre ha sido un buen “Camarote de los Hermanos Marxs” o una obra del esperpento de Valle Inclán, sin querer con esto faltar a la memoria de los cómicos ni a la genialidad del literato. La más reciente, y sin duda de las más repugnantes, es la frase de la hija de … Fabra, Andrea Fabra con el ya famoso “que les jodan”.


El debate sobre su exabrupto se ha centrado en la dirección hacia la que iba: si era dedicado a los de la bancada de en frente, o a los afectados por las medidas que se votaban y aplaudían en el hemiciclo. Evidentemente resulta inaceptable el primero de los casos, y asqueroso en el segundo, pero representa la idea de una generación de “fuerza nueva” (que creen ser liberales) donde se aplaude y se palmea cualquier ejemplo de “arriba España”. En cualquier país europeo una situación así habría terminado con la entrega del acta en menos de veinticuatro horas, porque ningún partido democrático se puede permitir esta “portada” que representa una idea de “hacer las cosas contra alguien” en vez de “hacer las cosas por todos”. Lo que se agrava si se le permite defenderse diciendo “era a los socialistas”, como si usar ese lenguaje en un lugar de representación popular, contra otros representantes de la ciudadanía, fuera una justificación suficiente para no mandar a esta señora para su casa.

Si continuamos permitiendo la bajeza y el “navajerismo” de barrio, de mafia segundona, de pandilla; o lo que es peor, el desempeño de la vida política como una guerra contra el contrario, y no como un verdadero quehacer público, tendremos lo que nos merecemos como resultado. Cierto es que esto comienza por no seguir votando representantes que, además de no ser capaces ni de representarse dignamente a ellos mismos, tiene poco que aportar – porque no se le puede pedir peras al olmo –, y mucho que mancillar cualquier administración u órgano de decisión como el hemiciclo. Sin duda, una vez votada, toca botarla, porque seguramente no denote la diferencia de los verbos, y se sienta igualmente orgullosa.

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