lunes, 29 de abril de 2013

Pido silencio para la poesía






Pido silencio para la poesía,
volver a los sillones solitarios, a las noches, a la sombra,
o los rincones secretos, donde cada cual era, sólo eso, cada cual,
sin pretensiones.
Donde el ego era un hálito, casi un juego, 
una impostura necesaria para recrearse, creando. 
Donde el fin, era el punto, y no el libro o el escenario.

Silencio y palabra, porque se respetan, humildemente,
sabiéndose antagónicos, pero necesitándose para ser,
cada cual, sin pretensiones.
No se devoran, esperan su turno.
Se visten de pudor, desnudos de dorados y ocres, de ecos.

Reflexión, denuncia, razón, generosidad e ingenio.
Por pedir que no quede.
Desterrar el andar a golpe de palmadas huecas en la espalda,
de aplausos sin criterio, sin sentido.
Sacar del mercado, lo que nunca fue suyo, la verdad.

Dejar desiertos los premios, sólo para los jurados.
Volver a tomar café en las cafeterías,
pasear por las plazas, escuchar a otros en los micrófonos,
disfrutar los folios en blanco, de las llamadas de teléfono,
de los vinos compartidos.
Dejar de emborracharlo todo con lo que creen poesía.

Pido silencio para la poesía.
Que descanse en paz, a pesar de nosotros.

Luis Antonio González Pérez (abril de 2013)

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